dilluns, 5 d’abril del 2010

Redacción : EL ROJO


Tras la muerte de sus padres, Alía , una niña de origen marroquí, fue llevada al centro de acogida.
Tenía seis años, era muy morena, delgadita, con el pelo liso y unos ojos grandes y negros: era una niña muy bonita.
El primer día que estuvo en el centro fue un poco raro para ella: nueva gente, comida diferente, la cama cambiada...
Pero con el tiempo hizo amistades y se acostumbró.
Fueron pasando los días, semanas, meses, años, hasta que, cuando cumplió los 9 años fue adoptada por una familia rica.
Al principio pensó que era una mala idea irse del centro, ya que dejaría la familia que tuvo durante esos años allí, que para ella fue muy bonito. Al final decidió irse con sus futuros padres, recogió sus cosas y se fueron.
Llegaron a casa, era una gran casa, con un jardín con bonitas flores y una piscina, que era lo que más le gustaba.
Al llegar a su habitación, era tan bonita, las paredes de color rosa, su cama estaba llena de peluches y también tenía un escritorio y un ordenador, para ella fue un cambio de vida, que le gustó. Sus padres adoptivos la llevaron a la escuela, donde recibió una buena educación y siguió con sus estudios. Cumplió los 21 años: el último año de su carrera de medicina.
Ya eramayor, y decidió ir en busca de sus orígenes a Marruecos.
Sabía que sus verdaderos padres nacieron en Meknás, una pequeña ciudad situada a unos pocos metros de la capital de Marruecos,Rabat. El apellido de origen era Alawi, así que fue en busca de la familia de su padre. Fue preguntando por la ciudad, pero nada, nadie sabía nada de ellos.
Al irse al hostal donde se instaló, preguntó al recepcionista, quien le dijo que sí los conocía, hacía un tiempo que mantenía comunicación con ellos, con sus abuelos paternos , pero ahora ya no sabía nada más de ellos: él le ayudaría a buscarlos. Fueron a la casa donde él sabía que vivían desde hacía un tiempo ,pero ya no vivían allí y la persona que vivía ahora en esa casa les dijo dónde estaban.
Fue a verlos ella sola, y es allí donde por fin les encontró .Ellos ya sabían que su hijo murió hacía 15 años aproximadamente.
Para ella fue bonito haber estado un rato hablando con sus abuelos, pensando que nunca les volvería a ver. Les explicó que allí tenía una vida mejor y que se había sacado una carrera.
Al quedarse un tiempo con ellos, decidió irse a España donde le esperaban sus padres y les dijo que cada año vendría a visitarles, ellos le regalaron una cadena con un colgante: era una pequeña bandera de Marruecos, de color rojo y una estrella verde en el medio.
Fue un buen recuerdo para ella.


Farah Ararou Ararou 4ºESO-A

1 comentari:

  1. Farah!
    Tu história me ha gustado mucho, és muy bonita.
    Utilizas un vocabulario adecuado y eso permite que sea facil de entender.

    Clàudia Correcher Rodríguez

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